Crear... corromper los monstruos íntimos con un grito de luz, esclavizar los sentimientos oscuros con rayos, identificarse en ese hacer.
Reconocer las imágenes que nos traducen, es un auténtico lenguaje en la oscuridad que encandila, exalta la exploración de la naturaleza humana, la realidad original y los códigos existenciales.
Esforzar la mirada hacia el espesor de la nada nos aterra o nos libera?
Aceptar la gigantesca experiencia de vivir en una zona ensombrecida y descubrir el perfil de los deseos.
Dejar su huella, alcanzar un recuerdo, palpar una guía.
A través de estas imágenes desde la oscuridad, investigamos la autenticidad, no es una obsesión, es una firma exploración con la complicidad de un objetivo.
Deseamos plasmar emociones, multiplicar intentos.
Obviar la vista para explorar a través de otros sabores, y cada registro se imprime en el alma.
Zabullirse en la opaca sensación de la oscuridad, interrogando a través de una cámara, es una sutil aspiración de involucrarse en la observación de la existencia.
Entregar los retratos y traducir inquietudes con sinceridad, captar ausencias, sin caer en la ilusión de emociones superficiales, provocando a sentir el placer de reproducir lo autentico.
Buscar el instante en una tentativa de fijar el tiempo, por un deseo soñado, un momento fijo, la esperanza de eternizar un recuerdo.
Es una inscripción permanente, un trazo, una memoria.
Transcurrir una experiencia con la complicidad de una cámara, cerca de una conversación esencial, otro dialogo, escuchando silencios.
Esta calidad de lectura del entorno invita a transitar en un extraño sortilegio de atrevimiento. Las inquietudes expresadas a través de los registros.
Reconocer las imágenes que nos traducen, es un auténtico lenguaje en la oscuridad que encandila, exalta la exploración de la naturaleza humana, la realidad original y los códigos existenciales.
Esforzar la mirada hacia el espesor de la nada nos aterra o nos libera?
Aceptar la gigantesca experiencia de vivir en una zona ensombrecida y descubrir el perfil de los deseos.
Dejar su huella, alcanzar un recuerdo, palpar una guía.
A través de estas imágenes desde la oscuridad, investigamos la autenticidad, no es una obsesión, es una firma exploración con la complicidad de un objetivo.
Deseamos plasmar emociones, multiplicar intentos.
Obviar la vista para explorar a través de otros sabores, y cada registro se imprime en el alma.
Zabullirse en la opaca sensación de la oscuridad, interrogando a través de una cámara, es una sutil aspiración de involucrarse en la observación de la existencia.
Entregar los retratos y traducir inquietudes con sinceridad, captar ausencias, sin caer en la ilusión de emociones superficiales, provocando a sentir el placer de reproducir lo autentico.
Buscar el instante en una tentativa de fijar el tiempo, por un deseo soñado, un momento fijo, la esperanza de eternizar un recuerdo.
Es una inscripción permanente, un trazo, una memoria.
Transcurrir una experiencia con la complicidad de una cámara, cerca de una conversación esencial, otro dialogo, escuchando silencios.
Esta calidad de lectura del entorno invita a transitar en un extraño sortilegio de atrevimiento. Las inquietudes expresadas a través de los registros.
Es una urgencia real, acercarse a si mismo, apoyarse en las tomas, percibir el sentido agudo del conocer.
Durante la ejecución de ese encuentro, la entrega es pasión necesaria, para atraer el movimiento.
La oposición, la quiebra, el encanto son motivos profundos en esa investigación.
No solo se trata de un viaje interior, es también una excursión por el mundo exterior, un intercambio.
Las existencias contienen un invisible sabor, por destino o elección la oscuridad hechiza, la luz atrapa los sueños, observar con una cámara y caminar por el universo... con la mirada del cuerpo.
Captando con todos los sentidos encontrar la luz en movimiento.
La atmósfera del encuentro provoca la temperatura del color, su esencia, esta otra visión que no acompaña en recorrer el espacio insita la fascinante voluntad de descubrir.
La esencial herramienta para definir las imágenes es sentir.
Plasmarse en el sitio de una imagen, es riqueza, es explorar cada ruido, cada sensación, cada momento.
Con las imágenes exploramos la memoria, las abstracciones o desleídos que incitan al entendimiento, un gesto suspendido es la percepción de un referente.
Nuestro intento es una exaltación de la luz proyectando la emoción con la cámara en la oscuridad, las pasiones de un momento son eternas.